Devs. Alex Garland, 2020. (Serie de ciencia ficción)

Devs. Alex Garland, 2020. (Serie de ciencia ficción)

 Tenía fichada esta serie prácticamente desde que salió, pero por una u otra razón, la había dejado aparcada. Desde que vi Annihilation, supe que había que esperar cosas interesantes de Alex Garland. En cierto sentido, me pareció una mezcla entre Denis Villeneuve y Nicolas Winding Refn (toma referencia cinematográfica). Hace poco vi Civil War y Men, y creo que no iba desencaminado.

Una de las cosas que más me gusta cuando voy a empezar una serie es su duración. No tiene por qué ser así, pero si veo que solo tiene una temporada de 6 u 8 capítulos, me da buena espina. Cuanto más se alarga algo, más difícil es mantener la calidad o la coherencia en la trama (salvando excepciones, como Breaking Bad, por ejemplo). Con 8 episodios de unos 50 minutos cada uno, esta serie cuenta sobradamente su historia.


San Francisco, la actualidad. La ciencia ficción que plantea es verosímil, realista (podría estar pasando ahora mismo), y eso le da lo que yo llamo el toque “Ted Chiang” que tanto me gusta y que creo haber explicado en otros textos. Es decir, una idea relativamente simple que da lugar a ciencia ficción de calidad: una novedad, una imposibilidad actual permitida por un avance científico futuro (o simple fantasía a veces) que nos permite someter la moral y la ética humanas a nuevos dilemas. Es un ejercicio de aplicar el pensamiento humano actual, las emociones que llevamos milenios sintiendo, a causas nuevas, materializadas por algo que de pronto se vuelve posible. Perdón, me he enrollado tremendamente con esto. Volvemos a San Francisco.

Tenemos una empresa tecnológica, aparentemente multimillonaria, dirigida por un gurú al más puro estilo actual: un hombre barbudo de unos 50 años, que parece un hippie, vive en una casa relativamente modesta y conduce un coche viejo. Pero lo que realmente le interesa está dentro de un edificio ultrafuturista: un cubo de cemento que alberga un superordenador cuántico suspendido por electroimanes en una oficina a la que solo tienen acceso un puñado de personas en el mundo: los desarrolladores, los devs.

Hoy empieza a trabajar allí Sergei, un joven informático ruso que se ha ganado una gran reputación con sus investigaciones (sospechosamente similares a las que llevan a cabo en Devs), lo que le ha valido la invitación a unirse al equipo. Pero una vez dentro, lo descubren espiando para Rusia. Sergei es capturado y asesinado, y su homicidio es encubierto como un suicidio. Sin embargo, su novia, Lily, no se lo cree. Y a partir de aquí empieza la verdadera historia. Mejor que la veas.

Pese a que a veces puede pecar de algo lenta, en general, me gustó bastante. La idea central es intrigante: un superordenador capaz de calcular prácticamente cualquier cosa. A partir de un input (el análisis de 5 o 6 objetos a nivel subatómico), puede extrapolar la posición del resto de las partículas del universo (al menos, de la parte que nos interesa) en un momento dado, siempre bajo la teoría determinista.

Voy a ponerme científicamente crítico con esto (si te ha gustado la serie y estás leyendo esto, igual te interesa; si no, te lo puedes saltar), porque tengo dos objeciones:

  1. Creo que el input con el que juegan no es suficiente. Para hacer un cálculo de este tipo, necesitarías medir todo el universo, o al menos una parte gigantesca de él. Además, el propio proceso de medición llevaría tanto tiempo que, al finalizarlo, los datos iniciales ya no servirían. Se podría pensar que un asteroide a 20 millones de km de la Tierra no tiene mucho efecto global, pero las pequeñas perturbaciones pueden amplificarse.

  2. La otra objeción se me ha olvidado mientras escribía la primera. Ya volverá.

La serie juega constantemente con la idea del libre albedrío y la capacidad de elección. ¿Qué podemos hacer si todo está ya escrito? ¿Es posible desafiar ese principio? ¿Podemos cambiar lo que parece predestinado?

Leí por ahí, en uno de estos articulillos que publican los medios digitales para atraer visitas, que esta serie es mejor que Severance. No lo creo. Son diferentes, pero igualmente buenas.

Le pongo otro merecido 8. Por su estetica, por sus ideas. Por contar una buena historia sobre el transfondo de verosimilitud cientifica.


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