Ridículo. Una vez más, la de «vamos a hacer una secuela después de 20 años que seguro que nos forramos, aunque saquemos la mitad». La de Star Wars, vamos. La de sacar una trilogía de Spiderman cada 10 años. La de la industria de siempre.
Esto no hay por dónde cogerlo. El señor Scott, que ya se podía ir pidiendo plaza en la residencia, considera que está fresco para traernos una nueva épica aventura de gladiadores, con hombres viriles, honorables, peleas impresionantes y traiciones políticas en la antigua Roma. Así que coge en una mano su primera película de Gladiator (que sí, merecía la pena, aunque quizás hable mi nostalgia) y en la otra mano un nabo como un melón, y estrella ambas manos en el aire, salpicando mierda por todos lados. El resultado es este:
Seguimos en el Imperio Romano, se murió Marco Aurelio, el Cómodo, el MAXIMO DÉCIMO MERIDIO y toda la pesca. Bueno. Pues ahora (cogiendo la historia con pinzas), gobiernan en Roma dos emperadores gemelos y harto subnormales (permitidme la expresión), que son como una especie de jokers, sobre todo el más bajito. Están expandiendo las fronteras gracias a su caudillo de confianza, Don Pedro Pascal, que está liado con la hermana de los emperadores, la novia del Máximo Muerto con el que tuvieron un hijo. En una de estas campañas militares por el norte de África o algo así, pillan prisionero a un chaval, que como es fiero y noble como un Rottweiler, les cae bien a los captores y lo meten a gladiador. El jefecillo de los gladiadores es Denzel Washington (única interpretación que se salva un poco), y ahora sí que sí, calcamos todo de la primera peli. Vamos al Word97 que tenemos por ahí, copy-paste, al chat GPT y para adelante. Y nada, pelea en el Coliseo por aquí, pelea por allá. Ahora con barcos y todo. Y claro, el chaval siempre gana. Y por el otro lado, el Denzel, acuchillando emperadores. Total, que al final el Denzel es el verdadero malvado, y OH, SORPRESA, el chaval es el hijo perdido del Máximo (spoiler sí, pero mira, os ahorro dos horitas, ¿eh?). Y se pelean a navaja en la puerta de Roma, y gana el bueno, claro. Lavar, enjuagar y repetir.
No puedo esperar a ver la tercera parte, a ver si ahora el hijo de este se pega con dos tigres.
Le pongo un 2 porque me hizo gracia que en el Coliseo metieran tiburones (que sí, que es historia).