Acabo de buscar otras películas de ese señor, y la única que he visto es Sin Novedad en el Frente. Y tengo que reconocer que me cuesta un poco, en mi cabeza, distinguirla de la de 1917. O Dunkerque (y mira que este es Nolan, el Nolan más flojo, sí, pero con su estilo). Pero si me esfuerzo un poco, veo que Sin Novedad en el Frente tiene algo que la distingue, algo en la dirección. Sin necesidad de tanto artificio (que en esta peli bélica lo hay también, desde luego), el director sabe manejar las escenas, los momentos de tensión, de revelación. Introducción y nudo dan paso a un desenlace que se desliza sin fricción, aunque inesperado. Te mete en la historia y te conduce de la mano al final, pero en un momento dado dejas de sentir la mano que te guía. Y eso es lo bueno. Y eso es lo que pasa en Conclave.
Estamos en el Vaticano. Se nos ha muerto el Papa. Y hay que elegir a otro, claro. Vienen ministros de la iglesia de todas partes del mundo, de todos los colores y congregaciones. Cada uno representa un estilo, la mano dura, la blanda, la reformista. Los obispos de despacho y los misioneros que bajan al barro. Y un señor que lo organiza todo, el interpretado por Ralph Fiennes. Y creo que merece la nominación al Oscar (no diré si el premio también, no he visto al resto de candidatos). La cosa es que nada es lo que parece en esta reunión. De los que quieren el poder, ninguno debería tenerlo: salen trapos sucios de todos, que si este vende favores, este tuvo una mujer e hijo secretos… Y los que no querían el poder empiezan a postularse como los mejores candidatos. Hay riñas internas, se cambian los apoyos. Aparece un cardenal menor, un señor sudamericano al que nadie ha invitado, pero al que le dejan quedarse porque bah, ¿qué va a hacer este pobre aquí? PUES CUIDADO, QUE SÍ. Y cuidado porque viene el spoiler.
Después de unas charletas, unos discursos muy inspirados sobre lo que debería representar la Iglesia y hasta un coche bomba, el pequeño sudamericano (sin ofender) se va ganando el corazón de los curitas. Bueno, y que al final todos eran pecaminosos, todos se han descartado por sus conductas. Así que sí, las palabras pesan, las ideas convencen y el underdog, el menos esperado, se hace con la fumata blanca. ¡Ay, pero ocurre una cosa! Que el señor obispo no es lo que parece. No porque no sea obispo. Es que no es señor. Ni señora. Lo es todo. Debe de tener un par de cromosomas X además del Y, porque aparte de pene tiene vagina (quiero que se note y aprecie mi voluntad de no usar palabras desagradables ni ofender a nadie al escribir esto). Y al final, nos damos cuenta de que no importa. De que lo mejor que le podía pasar a la Santa Iglesia Católica es que alguien como elle coja las riendas. Sus ideas son lo importante, son ellas las que ganan.
La fotografía, la banda sonora, las interpretaciones están en su punto.
Y aunque puede parecer que la cosa se queda un poco sobria, como que le falta chicha, valoro la mano del director y entiendo sus nominaciones a premios.
Le voy a poner un merecido 7,4 (eso es que es buena, ve a verla).