El hoyo 2 (se mean en mi paella). 2024.

El hoyo 2 (se mean en mi paella). 2024.

Recuerdo cuando vi la primera parte en la sala Buñuel (una salita de cine en el centro de Madrid con butacas estrechas que pone mucho cine español a precios muy bajos, lo que hace que se pete de jubilados). Pensé: joder, no me esperaba esto del cine español. Para bien, digo. Vale que igual esto es un prejuicio muy feo, pero yo soy el primero al que le parece que hay buenos directores y actores en el país, como el cine intelectual de Sorogoyen o el comercial de Bayona.


La peli de El hoyo me pareció curiosa, entretenida, original. Vale que está el rollo gore, escatológico, el ambiente tipo Saw que hace que parezca un juego, con pruebas constantes que superar para sobrevivir. Te exponen la idea: una plataforma que baja por un hoyo (pues claro), repleta de comida. En cada planta, dos personas. Las plantas de arriba se ponen las botas, por supuesto. Pero a los desgraciados de la planta -100 o las que sean, no les llegan ni los bigotes de las gambas.

La cuestión es que cada mes te cambian de planta. Aquí se vienen las venganzas, claro. Que si se han meado en mi paella, se han cagado en mis canelones (no sé si pasaba esto exactamente, pero recuerdo la escatología así).

Los protagonistas, una pareja improbable (qué asco de expresión, uff). Un chaval joven e inexperto con un viejo argentino resabiado. No, no es un título de un vídeo de SpankBang (referencia para queridos pajeros), es que el señor mayor ya lleva un rato en el puto hoyo y se las sabe todas.

Pues bueno, aquí se juega con todas las posibilidades que pueden derivar de la premisa presentada. ¿Hacemos piña y respetamos la comida para que todos coman? ¿Soy egoísta y me como lo tuyo, lo mío y lo del de más abajo? ¿Incluso la del “a que me bajo con un palo del somier y te doy de hostias”? Y así transcurre la película.

La primera y la segunda, porque el argumento es calcado. Y ese es el problema. La secuela es completamente prescindible. Es la misma mierda. Pero ya se hace un poco infumable, porque tan solo cambian los protagonistas, y sinceramente, me importa un bledo si viven, mueren o se comen a la vieja del cuarto.

Esto me huele a la gallina de los huevos de oro de Netflix. Y a lo que pasó con El juego del calamar 2, como dije en otra reseña hace nada. Replicamos lo que funciona, sin innovar apenas. En El juego del calamar se esforzaron más, pero no puedo decir lo mismo de El hoyo.

Le pongo a las dos pelis un 5,5, porque la segunda baja mucho la media.

Ah, y como curiosidad, en inglés la peli se llama The Platform. Qué irónico que haga referencia a lo contrario que el nombre castellano. Es algo así como “Dunkin, el agujero del donut”. No sé si me explico.

¡Ah! Y para hacerme el intelectual, que no se me olvide decir que no he pasado por alto la similitud estética (al menos) que la idea de El hoyo tiene con ese cortometraje de Denis Villeneuve, Next Floor, creo que se llama, en el que una mesa llenita de manjares, en la que están comiendo unos snobs en esmoquin, va cayendo piso tras piso.

Hala, el hipster ha hablado.


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