Capítulo malucho de Black Mirror alargado hasta el largometraje.
Largometraje corto, afortunadamente.
Sé que últimamente llevo unas reseñas algo agresivas, pero es que… joder.
La última vez que hablé de una peli protagonizada por este actor —Jack Quaid, que parece estar medio de moda— fue de Novocaine.
Spoiler: esta no es tan mala como esa.
Pero tampoco está muy lejos, ¿eh?

Está claro que la robótica, la inteligencia artificial y toda esa pesca están de moda. Si quieres sacarte una peliculilla tonta, le metes dos o tres elementos de estos, coges a un par de actores «trendy» y hala, ya tienes película para llenar catálogo.
Vamos a resumir el argumento rápido, por si te puedo ahorrar el mal trago:
el protagonista es un tío que parece tontaina y bonachón, pero que en realidad es un cabrón avaricioso.
Usa a su robot sexual para cargarse a un ruso mafioso (o algo así) y quedarse con la pasta.
Pero le sale todo mal, porque es gilipollas y su robot es más lista que él.
La peli no se mete demasiado en la movida metafísica de si el robot siente amor, dolor, consciencia…
Y menos mal. Porque tampoco está en condiciones de hacerlo sin hacer el ridículo.
Tiene un par de giritos preparados, pero son tan poco relevantes que se ven venir a la legua:
que si el bueno no es tan bueno,
que si este otro también es un robot,
que si el ruso al final no era malo sino solo raro (bueno… y un poco violador, así que malo sí que era).
Me imagino habiendo pagado por ver esto en el cine y saliendo enfadado.
Pero por suerte puedes verla en streaming.
Aunque si tienes algo mejor que hacer —como limpiar los canalones o preparar torrijas— te recomiendo que mejor hagas eso.
La peliculita de la robotito lista se va a llevarrrrrrrr un…
4,9!!! OHHH NOOO SUSPENSAAAAA (por joder).
Un abrazo.