A complete unknown: : la peli de Bob Dylan que no necesitabas ver

A complete unknown: : la peli de Bob Dylan que no necesitabas ver

Mira, a mí no me gusta Bob Dylan ni me cae muy bien Timothée Chalamet. Así que comprenderás el GRANDÍSIMO ESFUERZO que he tenido que hacer para verme esta película entera y traerte esta reseña de mierda. Sin más dilación, vamos a ello.

Efectivamente, para los fanboys del Roberto Dylan (me los imagino como señores pollaviejas de 74 años que creen saber de música), esta película debe de ser una delicia. Para mí, es un biopic más que no me dice nada.

La película empieza, como no podía ser de otra forma, con un Bob completamente desconocido: un chaval delgado de pueblo que parece estar fumado todo el día, llegando a una ciudad que no conoce, el Nueva York de los 60. Se va directo al hospital a ver a su cantante folk favorito, que está postrado en una cama, mudo. Allí conoce a otro famoso cantautor folk, que solo toca acústicos con banjo y canta cancioncitas sobre la paz mundial, el amor, los hippies y mierdas varias. Un verdadero DEMÓCRATA AMERICANO, un patriota del amor (se me ha olvidado el nombre, la verdad, ¿Peter Seeger quizás?). Bueno, que de forma muy peliculera, este tipo se lleva al chaval a casa y se hacen amigos.

A partir de aquí, te puedes imaginar lo que pasa: tocar en bares, hacer versiones, componer canciones en calzoncillos en un colchón, fumando cigarros en un cuarto desastroso con tazas de café y mierda por todos lados; luego grabar los primeros discos en estudio y hacerse un nombre. Empieza a salir con una chica bastante seria y maja, pero se lía con otra cantante que toca la guitarra descalza y es muy famosa (la Joan, la Juana). Y nada, que hace conciertos cada vez más grandes, graba discos y cambia su estilo. Pasa de grabar canciones de cantautor con guitarra, voz y armónica a hacerlo con guitarras eléctricas y una banda detrás. A mí, sinceramente, me la pelaba muchísimo, pero la película se esfuerza en mostrarlo como un verdadero “rebelde del estilo” con letras contestatarias de la América melancólica y crítica con Vietnam y toda la movida.

Al final hace un concierto con la banda rockera en el festival folk de su amigo del principio, que se caga en todos sus muertos, pero no pasa nada porque a Bob Dylan le sale todo bien y todo el mundo le quiere. Ah, y salen un par de veces Johnny Cash ebrio pero caballeroso, una especie de figura paternal-gentleman que le da un par de consejos de triunfador.

Mira, la película está bien hecha… supongo. A quien le guste el tema, pues genial, pero a mí me parece que si se hubiera hecho en los 90 podría ser la típica película que compra ALSA para poner en los autobuses.

UN SEIS y vas que te las pelas.

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