El amigo Sorogoyen nos tiene acostumbrados a buena mierda, en lo que al cine se refiere. Me atrevería a decir que es, para mí, el mejor director español del momento. Y de los pocos que respeto (que sí, que ya sé que suena ignorante eso de “pocos que respeto”, que hay que poner en valor el cine español… CÁLLATE Y VETE A VER AL PUTO SANTIAGO SEGURA).
Disculpad este exabrupto. Cuento hasta 100 y seguimos.

As Bestas, El Reino, Antidisturbios… Lo dicho: grandes obras. No necesita tirar de efectos especiales cuando el guion, los actores y la fotografía lo respaldan. Es que casi ni banda sonora le hace falta. Y en el caso de la serie de la que hablamos hoy, ocurre lo mismo.
A lo largo de diez años, asistimos a un solo día en la vida de los protagonistas. Un día o una noche, concretamente: la ventana que nos deja abierta Sorogoyen siempre da a la Nochevieja de cada año.
Empezamos con dos chavalitos de 30 (pero fiesteros y drogatas, como buenos representantes de la generación X), que se conocen, flirtean, tienen sus aventuras y se enamoran. Y como muchos amores (puedo dar fe), las cosas van, vienen: un año están juntos, al siguiente no se soportan. Se echan de menos, se buscan, se reencuentran.
Reconozco que al principio los actores no me convencían. Ella, bien. Pero él me parecía un actor de anuncio de Jazztel. No muy creíble. Aburre, no tiene nada que decir. Daba cringe verlos interactuar, pero quizás esa es parte de la intención de los directores (porque no está solo: Sorogoyen comparte autoría con Isabel Peña, como es habitual).
Con el paso de los años (y de las Nocheviejas), vamos metiéndonos en la vida de estos dos. Una vida errática en lo romántico (y en lo profesional también, para qué negarlo). Y empezamos a sentir otras cosas: ternura, rabia, impotencia. Nos identificamos con ellos. Queremos que se entiendan, que se quieran. Pero también queremos mandarlos a la mierda, y nos la pela lo que les pase, tan pesados se ponen.
Los Años Nuevos no van de “que triunfe el amor”. Van de la paciencia, de la cobardía, del pico y la pala. Un amor embarrado y diferido, que parece agostarse, pero brota verde de vez en cuando.Al final, he de decir que el acercamiento es original, la historia se va volviendo creíble, y terminas con una punzadita de anhelo.
Míratela a ver qué tal. Le pongo un 7,5.