Lo primero que me sorprendió de esta película fue ver el nombre de Bo Burnham en ella. Hasta entonces pensaba que este señor era un cómico, youtuber, pianista, con mucho talento, buenas ideas y creatividad (como demostró en la maravillosa y pandémica Inside), pero no me lo imaginaba como actor en una tragicomedia como esta. Y aun así, no lo hace tan mal.
La película trata sobre una mujer que se dedica a «ligar» con tipos repulsivos (muy en la línea de alguna novela de Foster Wallace) en discotecas, fingiendo estar borracha. Cuando estos abusadores se la llevan a casa pensando que van a poder aprovecharse de ella, ella les da una lección. A veces con violencia, a veces no, según lo que el imbécil de turno haya intentado.
La historia avanza como debe hacerlo en una película… underground, por llamarla de alguna manera. Tiene una mezcla de comedia que no da risa, tensión de thriller, y algo de cringe. La protagonista busca vengar a una amiga suya que sufrió un abuso en esas circunstancias y terminó suicidándose. Todo se va volviendo más turbio: conoce al personaje de Bo Burnham, parece que se enamoran, pero él también resulta ser un gilipollas. Y la prota, ya hasta el moño, se infiltra como stripper en la despedida de soltero del tipo que abusó de su amiga —impune entonces e impune ahora— para liársela parda.
No contaré el final por si alguien, contra todo pronóstico, ha llegado hasta este recóndito artículo de un blog perdido en EL INTERNE y le han dado ganas de ver la película. Un poco de respeto, por favor.
En sí, a la película le pasa algo. La ves y piensas: la idea principal no está tan mal, pero tiene algo en su factura, en su ejecución, que te hace pensar todo el tiempo que es MALA. No sé explicarlo del todo, no tengo una causa específica, pero me da que es una mezcla de cosas inverosímiles del guion, momentos histriónicos mezclados con otros serios (como el tema del abuso sexual), y —esto va a sonar tonto— la iluminación. Hay algo con la iluminación o la fotografía que hace que parezca una peli peor de lo que es.
Le voy a poner un 6 y la voy a olvidar. Dentro de unos años me saldrá un artículo de esos que dice: “NADIE CONOCE ESTA PELÍCULA Y ES BRUTAL”. Y lo veré y, aun así, no la recordaré.
