Lo primero que noto de esta película es el grano. Grano gordo que difumina un poco la nitidez y el color, necesario para sumergirse en el escenario de los años 70 que nos plantea. Vestuario con pantalones de campana y camisas bastante barrocas. Frenetismo y humo por todas partes, casi podemos oler los pasillos de la NBC, donde estaban a punto de grabar el programa. Porque esto es la película: la hora y media, casi a tiempo real, previa a la emisión del primer programa de Saturday Night Live en Nueva York en 1975.
Todo el tiempo, el director nos quiere transmitir que aquello era una puta locura. Nos quiere hacer creer que no había guion hasta los diez minutos previos al directo, que todos los directivos de la cadena estaban en su contra y que es casi un milagro que este tipo, Michael Lorne, sacara adelante semejante locura. Tenemos a todo el elenco famosete de la época: John Belushi como un excéntrico que no quiere firmar su contrato hasta el último momento, Chevy Chase, que es un cómico graciosísimo pero, además, alto y atractivo, y, bueno, más gente de la que no recuerdo ni el nombre, pero que seguro luego fueron famosísimos, oiga.
La cosa es que tanto descontrol cansa un poco, te agobia. Es todo el rato igual. Michael corriendo de un lado a otro, todo el mundo ensayando sus mierdas como en un circo de locos, un señor que se saca la polla así porque sí, un tipo poniendo adoquines con cemento hasta el último minuto. Pero, bueno, ¿cómo me voy a tragar que todo eso ocurriera así de verdad? Que fue un programa transgresor en la época, vale. Que era la primera vez que se hacía algo así en directo y nadie tenía mucha idea de cómo iba a salir, bueno. Pero que el realizador se baje cinco minutos antes al bar de al lado, todo estresado, y que allí mismo reclute a un cómico que escribe chistes para un gilipollas por cuatro perras y lo meta de una en el programa… No, hombre, no.
Entiendo que el director tenía una hora y media para contar todo esto y quería transmitir acción y frenetismo, como si fueran las bambalinas reales del preshow, pero no sé.
Me imagino que esta peli debe de ser una delicia para el propio Michael Lorne y sus amiguetes. Casi puedo ver al tipo este, que será ya un buen viejo, en un butacón, tomándose un aperitivo mientras ve la película y sonríe un poco. Y supongo que en EE.UU., y para la gente que ha seguido este programa, la cosa será diferente. Conocer a todos los cómicos que aparecen y sus carreras posteriores, conocer referencias y contexto, enriquece el visionado (seguro). Como si aquí hicieran una peli dentro de 40 años sobre cómo empezó La Resistencia o alguno de los programas de Buenafuente.
Pero para mí, un 4,5. El consuelo que le queda es que es más del doble de buena que Gladiator 2.