A veces, pongo en Spoty alguna canción «indie» española que esté escuchando últimamente (puede ser Alcalá Norte, Camellos o Carolina Durante), y al acabarse me saltan canciones random del mismo estilo.
Sin ánimo de sonar machista, prejuicioso o rancio, hay un estilo en boga en el indie castizo que son los “grupos de chicas”, y es que, joder, se les ven venir a la legua. Desde las inaguantables y más mainstream Hinds (es mi opinión solamente, eh) hasta las Ginebras, es un sonido que se parece y a mí me repite, no me entra bien.

Pero un día, me apareció una canción de Shego.
Y es que Shego no es cualquier grupo de tías.
Sin renunciar a lo pegajoso del pop, también entran pegando fuerte y con letras que son más… desatadas, veámoslo así.
Seguramente yo no sea público para esta banda, y reconozco que desde que escuché el disco y me lo apunté para hacer la reseña, no he vuelto a escucharlo. Pero guardo el recuerdo de pensar: “joder, les ha quedado una cosa guapa”.
Vi un disco con espíritu, con estilo, potente y cortito. No le sobra nada. Pero tampoco le falta.
Y ahora, quiero pedir perdón por estos últimos párrafos, que parecen escritos por un tremendo POLLAVIEJA. Con descripciones vagas y palabrería me he andado por las ramas para no dejar ver que no me ha apetecido escucharme el disco de nuevo para escribir esta reseña.
EH EH, pero que lo que he escrito es cierto, eh.
Bueno, que les voy a poner un 7,4. Una grata sorpresa, algo que debería (ahora sí) reescuchar y seguirles la pista.